Las 5 entradas más populares de la semana

sábado, 26 de octubre de 2013

Crítica de "Company", de Stephen Sondheim (letras y música) y George Furth (libro)

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Company

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Teatro La Comedia).

Calificación: 10/10 

2014
ATENCIÓN: AHORA EN EL TEATRO APOLO (AV. CORRIENTES 1372)
MARTES A LAS 20:30 HS.
Precio de las entradas: $200
2x1 con Club La Nación


¿De qué se trata?: Robert, un soltero que vive en Nueva York, cumple 35 años. Sus amigos casados organizan una fiesta sorpresa, y él comienza a replantearse su vida, explorando la importancia de los vínculos (la compañía a la que alude el título).

El punto fuerte de la obra: el talentoso elenco.
Company es un musical complejo de montar y, para que salga bien, es necesario contar con artistas excepcionales. Ellos deben entender perfectamente el concepto que se quiere transmitir en cada escena y dominar el arte del musical (dado que la partitura de Sondheim los pondrá constantemente a prueba). Además, Company es uno de esos musicales donde lo teatral es absolutamente simbiótico con lo musical, así que todos deben ser buenos actores y lograr cambiar el registro de la comedia al drama, con matices en el medio, y transmitir cosas que no se dicen. También, quienes se propongan actuar en Company debe asumir el desafío de funcionar, como muchas veces se dice en teatro, “como un mecanismo de relojería”, porque todos tienen su función individual e imprescindible, pero deben, a su vez, funcionar sin fallas en conjunto. Entonces, es un gran desafío encontrar un grupo de artistas capaz de cumplir con estos requisitos. No obstante, la versión argentina de Company lo logró.
Coincido con otras críticas, sin embargo, en que hay artistas que están considerablemente por encima de sus compañeros, y que van mucho más a fondo en su composición. De todas formas, no me parece que esto afecte el resultado final porque, en conjunto, el elenco es más que efectivo. Además, tiene mucho que ver con cómo es cada personaje. Lo importante es que, en general, las relaciones de amistad y de pareja que se plantean son muy reales.

Si tengo que destacar a alguien entre el elenco (son catorce los intérpretes), sería a Magalí Sánchez Alleno. Aunque tiene un perfil bajo, yo considero que ella es una de las grandes artistas del musical argentino actual. Tiene una voz impresionante, que es capaz de estremecer a los espectadores, y eso queda más que claro en Company. Además, sus dotes actorales permiten que su Jenny sea muy carismática, sensible y verosímil. Lleva a cuestas una formación artística integral, y eso se nota en el escenario.
Quien tiene a cargo uno de los mejores momentos es Natalia Cociuffo. La escena “Hoy no me pienso casar” (hacia el final del primer acto) superó mis expectativas. En ella, Sondheim (el compositor y letrista) plantea un desafío actoral a partir de la música, y demuestra cuánto se puede transmitir a partir de ella de una forma sublime. Cociuffo sortea los obstáculos de la melodía y transita lo cómico y lo trágico al mismo tiempo (es decir, lo tragicómico) con notable presencia escénica. Como actriz, aprovecha las posibilidades de su personaje (por ejemplo, le da una velocidad y un tono particular a sus palabras o está atenta a transmitir con las miradas). No cae en la simple sobreactuación.
Sería injusto no recalcar que la interpretación de Virgina Módica como April recibe una gran respuesta del público. Módica (ya hace rato reconocida como cantante) suma en Company un mayor aprovechamiento de su faceta actoral, y logra conmover y hacer reír apelando a una caracterización divertida.

Cecilia Milone protagoniza otro gran número: “Las damas que van a almorzar”. Su intensidad vocal se ajusta muy bien a la canción, y resulta muy convincente como actriz.
En roles más secundarios, son Vanesa Butera y Marcelo Kotliar quienes más se destacan. Butera, con un personaje muy divertido. Kotliar, con un muy buen desempeño vocal y naturalidad para actuar. Su amistad con Bobby y su asombro y desilusión hacia el final del primer acto parecen genuinos.

Alejandro Paker merece una mención aparte. Es un Bobby exacto, y reafirma que es un gran actor. Asume con soltura el rol de llevar adelante la obra (su personaje está casi todo el tiempo presente). Lo que hace que su actuación sea tan buena y que emocione es que es humana y creíble, cargada de sentimientos, pero sin exagerar. No abandona a Bobby cuando canta, sino que lo hace cantar, y descarga todas sus angustias e incertidumbres en las canciones.



La traducción de Marcelo Kotliar es otro de los aciertos de la versión local. Reconozco que, al haber visto la obra en inglés varias veces, ya conocía más o menos todos los diálogos y las canciones, y era inevitable ir comparando la versión original con la argentina simultáneamente. Me pareció adecuado que la obra siguiera ambientada en Nueva York.
El buen trabajo de Kotliar se nota, sobre todo, en las canciones. Como ya he comentado, las melodías de Sondheim son complejas (y brillantes) y, por lo tanto, se complica hacer encajar en ellas la traducción de las extraordinarias letras. Sobre todo, cuando hay juegos de palabras.
Por cierto, la orquesta (dirigida por Gonzalo Botí) brinda grandes interpretaciones de melodías intrincadas, y el sonido permite apreciarla muy bien. Además, se trabajó muy bien en el ensamble vocal.

El director Nicolás Roberto ideó una puesta despojada, que era lo necesario para que el foco estuviera en lo actoral, en las relaciones entre los personajes. Además, debió adaptarse a un escenario chico (reducido por la presencia de la orquesta en escena). Sin embargo, utiliza algunas transiciones ingeniosas (como la del juego de cartas al final de “Agradecido – Arrepentido”) y tiene intuición para plantear, por ejemplo, la bizarra escena de artes marciales. Para mí, su decisión más acertada fue hacer que algunos de los actores acompañaran con instrumentos en vivo ciertas canciones. Este es gran recurso, introducido en el revival de Company que se hizo en 2006, en Broadway (aunque en la versión local aparece en forma más tímida). Un paréntesis: es por la grabación de ese revival (con Raúl Esparza), editada en DVD, que yo conocí la obra (después pude ver otras versiones). Aunque hace sólo cuatro años que lo vi por primera vez, se convirtió en uno de mis musicales favoritos.
Por otra parte, hay momentos de desplazamiento individual y en grupo que estuvieron bien pautados. En relación a esto, la coreógrafa Milagros Polledo también supo ajustarse a las limitaciones espaciales, y su trabajo es central para decir lo que las palabras no dicen en “Vos y vos y yo/¿Qué es lo que haría sin vos?”.
Para montar Company, es importante trabajar con la atmósfera teatral. El texto es tan bueno que una escena puede parecer jubilosa, pero esconder un trasfondo más oscuro (véase el último número citado o “Las damas que van a almorzar”, entre varios ejemplos más). Es por esto que es una comedia dramática. En la versión local, no se le dio tanta relevancia al cambio de “atmósfera” pero, a veces, es sugerido por la iluminación de Magdalena Berretta Miguez.
 

El vestuario de Pablo Battaglia es, como siempre, muy atinado, y la sencilla escenografía de Hernán Salem permite situarnos en un contexto urbano.

Al margen de la versión local, yo creo firmemente que Company es una obra maestra del musical. Tiene tanto un texto (de George Furth) como letras (del gran Stephen Sondheim) inteligentes, y melodías increíblemente teatrales (también de Sondheim). Además de ir del humor al drama, hace pasar al espectador por muchos estados: lo emociona; lo hace sentirse mal, feliz, acompañado y solo, según la instancia; lo hace pensar (no lo subestima); lo hace reflexionar sobre el amor, la amistad, los vínculos y la vida misma. Es un musical humano, y su magia está en que logra la identificación y la empatía de quien lo ve, tenga la edad que tenga. Es un musical conceptual (una serie de situaciones que quieren transmitir una idea, que es mejor no adelantar), y por eso lo que vemos lo hacemos a través de los ojos de Bobby, y su subjetividad le da un tono sincero a la obra.

En resumen: Company es un rompecabezas, que necesita del aporte de un buen conjunto de piezas, que puedan funcionar en equipo, para lograr un buen resultado. Ahí, entra en juego un grupo de artistas talentosos y apasionados por la obra, entre los que se destacan Alejandro Paker y Magalí Sánchez Alleno. Es un musical muy generoso con los actores, porque les da un texto y letras inteligentes y una partitura asombrosa, y la posibilidad de que todos puedan lucirse. Es destacable la adaptación de Marcelo Kotliar, que mantuvo el espíritu del original, pese a lidiar con letras difíciles de traducir. La dirección de Nicolás Roberto se focaliza en lo actoral. La orquesta funciona en forma muy ajustada. Company es un musical humano, que logra una rápida identificación.

Fotos: Javier F. Fuentes y Nicolás Fernández (https://www.facebook.com/CompanyArgentina?fref=ts).

Más información (2013):
Dirección: Nicolás Roberto.
Elenco: Alejandro Paker, Cecilia Milone, Natalia Cociuffo, Magalí Sánchez Alleno, Vanesa Butera, Virginia Módica, Florencia Róvere, Walter Canella, Gustavo Guzmán, Hugo Queija, Fernanda Vallejo, Paul Jeannot, Marcelo Kotliar y Clara Daray.
Teatro: La Comedia (Rodríguez Peña 1062).
Duración: 2 horas y 25 minutos (incluyendo un intervalo de 10 minutos).
Funciones: martes a las 21 hs. (quedan sólo 4).
Precio de las entradas: $150.


Promoción: 2x1 con Club La Nación; 30% de descuento con Banco Nación.


No hay comentarios:

Publicar un comentario