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martes, 12 de noviembre de 2013

Crítica de "2012, ¿y si fueran tus últimos días?", de Carla Liguori, Javier Raffa y Agustín Konsol

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de 2012, ¿y si fueran tus últimos días?

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2013 (Teatro “La Clac”).

Calificación: 9/10 

ATENCIÓN: QUEDAN LAS FUNCIONES DEL 24/11 Y EL 1/12



¿De qué se trata?: En el 2012, año en que las profecías mayas indicaban que iba a terminar el mundo, Vera cumple 30 años. Insatisfecha con su vida, tratará de encontrar la felicidad… antes de que sea demasiado tarde.

El punto fuerte de la obra: el desopilante libro de Carla Liguori y Javier Raffa.
El texto es gracioso, ácido e inteligente, fundamentalmente porque Liguori y Raffa delimitaron muy bien a sus personajes. Entonces, al saber perfectamente cómo se comportan, no necesitan recurrir al chiste fácil, sino que el humor brota de la interacción entre estos seres. Es más, cuando uno escribe una historia con personajes como estos, según mi visión, es difícil soltarlos, porque siempre hay algo más que se puede agregar, sin que desentone. Claro, siempre y cuando haya creatividad detrás, como en este caso.
Otro aspecto positivo del texto es que se nota que 2012, ¿y si fueran tus últimos días? es una obra argentina. Habla de muchos rasgos de nuestra idiosincrasia, y por eso los estereotipos nunca son forzados, y provocan más risas (hay una conexión directa con el espectador). Más allá de esto, también hay ocurrentes referencias a la cultura popular nacional.
Por esto, creo que el atractivo principal de la obra es que busca la constante complicidad de un público dispuesto a reírse de sí mismo, al verse reflejado en los personajes o algunas situaciones. Por ejemplo, y siguiendo como la idea de aceptación de uno mismo que propone la historia, yo me sentí identificado con el hecho de pedir que me llamen a mi celular en vez de llamar yo mismo, porque es frecuente que no tenga crédito. Pero, por otra parte, el texto apunta a que podamos reconocer aspectos de las personas que nos rodean, y poder decir internamente (como yo): “Mi mamá muchas veces se parece a Liliana” o “No estoy solo en eso de recibir llamados de operadores insistentes (y mensajes de texto con premios ilusorios de compañías de autos, al margen)”. Esto se logra gracias a la mirada atenta de la realidad contemporánea que tienen Liguori y Raffa, y su capacidad para traducirla en diálogos afilados y comentarios ingeniosos, como los que Vera (aunque algunos son políticamente incorrectos, uno no puede evitar pensar que tiene razón). A través de Vera, un personaje muy bien escrito, pueden jugar con la ironía y, al mismo tiempo, generar empatía.
Lo que nos proponen es encontrar el lado cómico a lo que podemos ver como negativo en nuestra vida. A todos nos ha pasado sentir que fracasamos y no sabemos cómo seguir o tenemos la autoestima baja o nos preguntamos, como indica el título, qué haríamos si supiéramos que nuestra vida está por terminar. Por eso, tiene mucho valor el mensaje que la obra quiere transmitir, frente a otras respuestas más vanas a la desesperanza, como ciertos libros de autoayuda (en el musical se parodia el fanatismo por El Secreto, que reconozco haber hojeado un poco, por curiosidad).
Las letras, del mismo dúo creativo, son originales y graciosas (hay, por ejemplo, una canción sobre Freud, otra sobre refranes y otra sobre las malas palabras).

La inteligente dirección de Liguori demuestra su conocimiento del teatro off. Destaco, sobre todo, la dosificación del recurso de romper la “cuarta pared” para hablarle al público y la idea del pizarrón. Encargada también de la escenografía, tuvo inventiva para crear espacios con pocos recursos, y es interesante ver cómo quiso definir una estética con tonos azulados (acompañada por el vestuario, también de Liguori, y las luces).

En lo interpretativo, Liguori (como Vera) brinda una actuación magnífica, y muy divertida, en la que se apoya toda la obra. También es una sorprendente cantante, como se percibe en el número “Perdida”, con una melodía lindísima (la música es de ella misma y de Agustín Konsol). No pasa desapercibido su breve tributo al Aria de la Reina de la Noche.
Es difícil componer para una comedia, pero la música de 2012…no desentona, sino que suma humor. Liguori y Konsol compusieron un musical hecho y derecho, porque la música es teatral, y acompaña el tono de la obra. Por esto, las melodías se ajustan a los personajes.
En ese sentido, pienso que el número musical más logrado es de Pato Chaneton (Liliana, la madre de Vera), con una composición actoral genial.

Liguori reunió a un muy buen elenco, con actores que ponen mucha dedicación y se manejan bien con el humor.
Me gustaría resaltar los trabajos de Facundo Velez (como Dante, el amante de los refranes) y Sabrina Artaza (como Solange, la amiga de Vera). Velez le imprime a Dante una voz nasal, y es capaz de seguir colocando el aire en ese sector mientras canta (por cierto, brinda un homenaje simpático y ocurrente a la comedia musical y nombra, por ejemplo, el belt). Artaza, por su parte, se destaca en lo interpretativo, con un personaje tan disparatado como entrañable.

El elenco se completa con Carlos Miceli (como el psicoanalista), Fernando Devito (Ernesto Plagas, un profeta de esta era), Javier Belay (Pedro, de quien Vera está enamorada) y Belén Caccia (Constanza, una operadora de Telefónica). Todos ellos aprovechan sus intervenciones para arrancar risas y se mueven cómodos en lo musical.

La presencia de Agustín Konsol en el teclado, en vivo, suma mucho. El músico toca con pasión, ritmo y técnica. Se nota que tiene mucha intuición para lo musical y que sabe darle expresividad a las melodías, tomando decisiones de muy buen gusto. Además, junto con José Luis Marinelli, armó los arreglos corales.

Desde mi punto de vista, el humo es innecesario, y encarece la producción. Pero, si no molesta a los intérpretes para cantar, no resta.

Dato de color: en el baño de hombres del teatro “La Clac” hay un póster de El Fantasma de la Ópera.

En resumen: Un excelente e ingenioso texto de Carla Liguori y Javier Raffa y la descollante interpretación de Liguori son los dos pilares de esta entretenida propuesta, que logra generar interés inmediato en el espectador. A través del humor y la ironía, permite que el público se ría de su propia vida, reflejada en los personajes. Es notable la dedicación de todo el elenco. Se destacan el brillante el trabajo de Agustín Konsol en el teclado, las actuaciones de Facundo Velez y Sabrina Artaza y el número musical de Pato Chaneton.

Aunque, como diría Vera, “¡Qué me importa! ¿Quién carajo se creen que son los críticos para opinar de obras que no hacen? Son unos fracasados, cuyo único mérito es ser parte de un grupo de pelotudos que no se miran a sí mismos, y pretenden corregir a los demás. ¿Por qué no se suben esos infelices al escenario? Seguro que los hijos de puta saben que son una mierda y, para contrarrestarlo, se descargan con los demás, y les chupa un huevo su esfuerzo”.

Más información:
Dirección: Carla Liguori.
Teatro: La Clac (Avenida de Mayo 1156). Para que lo encuentren más fácilmente, aclaro que se ingresa a través de un bar.
Funciones: domingos a las 20:33 hs.
Duración: 2 horas.
Entradas: $100 (consultar Facebook o el mail de la productora para 2x1).
Dirección de actores: Fernando Devito.
Dirección vocal: José Luis Marinelli.
Maquillaje y rulos: Sofía Nuñez.
Asistente generalísimo: Santiago Tezza.
Producción general: De Eso Se Trata Creaciones Artísticas.
Reservas: deesosetratacreaciones@gmail.com y a través del Facebook de la productora.

https://www.facebook.com/deesosetrata.creacionesartisticas

Fotos: Fuentes 2 Fernandez.

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