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viernes, 31 de enero de 2014

¡"Forever Young" cumplió 400 funciones! + Pastillero-Homenaje

 Categoría: OBRA MUSICAL

ESPECIAL:
¡Forever Young cumplió 400 funciones!

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Metropolitan Citi).

Los actores festejaron con una torta al finalizar la función nº 400. De izq. a der.: Melania Lenoir, Walter Canella, Mariela Passeri, Germán Tripel, Andrea Lovera, Christian Giménez y Pablo Bronzini. En temporadas anteriores, participaron también Omar Calicchio, Gimena Riestra, Ivanna Rossi, Martín Ruiz y Carlos Casella.

El jueves 30 de enero de 2013, en su tercer año consecutivo en cartel, el musical Forever Young alcanzó las 400 funciones realizadas. Esta es una cifra poco frecuente para la cartelera argentina, restringida a pocos títulos, y no hay antecedentes cercanos de un musical que haya logrado lo mismo. El éxito se debe, en gran parte, a que la obra se vio favorecida por el boca a boca, más allá de que contó con el apoyo de la crítica.
Si bien algunos miembros del elenco fueron rotando a lo largo de estas tres temporadas, su calidad nunca decayó, y pudo sostener el muy buen timing que la caracteriza desde su estreno en El Picadero.
Esta no es una crítica de la obra (esta ya se encuentra publicada en blog hace algunos meses), sino un reconocimiento especial. Sí puedo decir que, habiendo visto una de las primeras funciones (no había pasado ni un mes del estreno) y la número 400, noté que su capacidad para entretener seguía intacta. En parte, gracias a que los intérpretes siguen siendo excelentes y su caracterización es hilarante (por la voz, los tics de cada personaje y el trabajo físico), pero también por la divertidísima adaptación local que se hizo del guión. No obstante, se agregaron o reemplazaron un par de chistes. El que empieza cuando Melania pregunta “¿Vos sos sietemesino?” es muy gracioso, y provocó un aplauso del público.
Como habrán visto, publiqué una foto con el programa y la entrada de la obra, tanto de la primera vez que fui a verla como de la última ocasión.

Por último (aunque, en realidad, es el motivo principal de esta nota), quería dejar un pequeño homenaje a Forever Young. Entonces, decidí armar un pastillero que transmitiera la alegría de los viejitos de la obra, considerando que, aunque los detesten y los escupan, ellos también necesitan tomar sus fármacos. Por eso, en esta maqueta, verán que coloqué una pastilla dentro de la urna funeraria donde descansa Francella (aunque, aún en 2050, siga en pantalla la repetición de Casados con Hijos). La urna está sostenida por Pablo (el pianista), y me verán sacar el fármaco para mostrar cómo se usa como depósito de píldoras. Así, como aconseja Walter al final de la obra, trato de no dejar que nada les "amargue la vida" a los protagonistas... ni siquiera los medicamentos.




Dirección: Daniel Casablanca
Teatro: Metropolitan Citi (Av. Corrientes 1343).
Duración: 1 hora y 35 minutos.
Precio de las entradas: desde $180 hasta $240.
Prensa: Agencia On Stage Development.
Funciones y promociones: consultar en https://www.plateanet.com/Obras/forever-young

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Twitter: @foreveryoungarg

viernes, 24 de enero de 2014

Crítica de "Pasos de Amor, el musical de la paz", de Rafael Jijena Sánchez y Gabriel Senanes

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Pasos de Amor, el musical de la paz

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (El Nacional).

Calificación: 8.5 /10 


¿De qué se trata?: En los años 40, cuatro jóvenes de distintos orígenes viajan por la India en un mismo vagón de tren. Todos tienen fuertes ideales y el amor es el motor de sus vidas. El día de mañana, llegarían a ser Juan Pablo II, Teresa de Calcuta, Martin Luther King y Mahatma Gandhi. Durante el viaje, vivirán algunas situaciones que irán forjando su futuro, y se expondrán sus convicciones y preocupaciones, ante la mirada atónita de Alex, un guarda en su último viaje, que se convertirá en el custodio de cuatro valiosas cartas.

Quiero empezar con de las mejores definiciones de amor que conozco:

Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.
(...)
En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor”.
Corintios 13 (en la Biblia)

El punto fuerte de la obra: la dirección musical de Gabriel Senanes.
Pasos de Amor es una obra donde la música interviene constantemente, y no se limita a números musicales aislados. La gran obertura, al estilo de los musicales más clásicos, anticipa la importancia que tiene la orquesta de 12 músicos, que sonó perfecta durante toda la función. Ya se sabe que, hoy por hoy, no es frecuente que nos enfrentemos a una orquesta poblada, pero esta superproducción nos da esa posibilidad. Tiene un rol clave: interactuar emocionalmente con lo que estamos viendo, acompañando lo que atraviesan los personajes.
Por eso, a Senanes, encargado también de la música original, no le interesó ni componer canciones simples ni que se convirtieran en hits (para que el espectador las recordara al salir del teatro). Buscó que las canciones acentuaran la expresión. Leyendo sus palabras en el programa de mano, me encuentro con que él mismo deja esto en claro: “todos entregando cuerpo y alma a una música sincera, creada con la secreta ambición de que no tenga vacíos expresivos”.
En esa tarea, no le teme a los contrastes rotundos, incluso dentro de una misma canción (por ejemplo, un personaje está cantando y, de repente, emerge todo el coro con una melodía más potente). Además, la música atraviesa varios estilos, según el tono de la obra y el personaje. Eso es algo positivo, porque permite que no se estanque, y forma un collage atractivo. Para mí, las incursiones más logradas fueron las de carácter operístico, los corales y el número de jazz.
Senanes trata de que esta variedad no termine por sonar forzada, y por eso trabaja con sutileza durante las transiciones. Dosifica, por otra parte, el trabajo coral del ensamble, que le aporta estridencia, y en el que se nota la mano maestra de Gerardo Gardelín (director vocal). Entonces, coordinar a 12 músicos por un lado y a 18 miembros del ensamble por el otro, más la participación solista de los protagonistas, y lograr que todo esto suene bien y sincronizado en vivo es una tarea digna de reconocimiento.

Hay que decir que quienes integran este ensamble no tienen muchas oportunidades para destacarse individualmente, sino que tienen que funcionar como una multitud. No obstante, algunos tienen más de un rol, porque intervienen brevemente durante ciertas escenas, donde se vuelven esenciales.
La coreografía de Omar Saravia hace pasar por distintos estados de ánimo a este personaje colectivo, como durante la escena de la “bronca”. Entonces, el ensamble se convierte en un sostén importante, porque es en él, por ejemplo, donde los protagonistas ven reflejados los padecimientos del mundo.
El pintoresco y surtido vestuario de Mini Zuccheri, junto con el diseño de maquillaje y peinado de Néstor Pumar, logran que la muchedumbre sea heterogénea y que sume impacto visual a una puesta ya de por sí visualmente impresionante.

Con respecto a este punto, hay que aplaudir la imponente escenografía de Alberto Negrín, con una locomotora que se mueve en escena, hecha humo y baja por una plataforma como su pieza más importante. La estética grandilocuente, junto con el diseño de iluminación de Gonzalo Córdoba, le otorga a ciertos tramos de este viaje proporciones épicas, con un despliegue inusual para las obras de origen argentino en los últimos años. Córdoba sabe, también, que debe haber momentos más intimistas, como los de las revelaciones que tienen Inés y Lolek.
Sobre dos pantallas, se realiza un juego de proyecciones muy funcional a la trama, que a la vez escapa de ciertas convenciones. Por ejemplo, al mostrar en blanco y negro el paso de las hojas de los árboles para sugerir el movimiento del tren, en vez de un típico paisaje fluyendo en forma horizontal.

 En cuanto a lo vocal, debo decir que Paula Almerares (Anna, la mujer del guarda) tiene un desempeño arrollador, demostrando su condición de soprano de calidad con un par de notas impecables. Los mejores momentos vocales son los suyos, y hace gala de una técnica rigurosa.
Sin embargo, también me gustó el solo de Rodrigo Segura (Michael/Martin Luther King), con un final magnífico, y la voz de María Paula Ferrari (Inés/Madre Teresa). Además, desde lo actoral, es Ferrari quien brinda la interpretación más cálida. Según el programa, no realizó ningún otro musical profesional, así que considero que ella es el gran hallazgo de Pasos de Amor.
Rodrigo Pedreira, afianzado en el escenario, es un Lolek/Juan Pablo II convincente y con el carisma propio de su personaje. Una perlita de la función de estreno: cuando Pedreira estaba recitando parte del famoso soliloquio de Segismundo en “La vida es sueño”, la señora que tenía al lado le comentaba a su acompañante “Es de una obra de García Lorca”. Al escuchar esto, casi me agarra taquicardia (es de Calderón de la Barca).
Luego de hacer varias obras en el off, Lionel Arostegui pasó a un musical comercial sin que se lo note incómodo, y compone a un Mohandas/Mahatma Gandhi enigmático.
Juan Rodó (Alex, el guarda), en un bienvenido aire fresco a su carrera, se aleja de los personajes atormentados y sigue demostrando sus condiciones vocales.

El libro de Rafael Jijena Sánchez tiene como punto de partida una gran idea. Conviene aclarar que él no decidió encarar las biografías de cada una de las personalidades, sino centrarse en su encuentro ficticio en un tren, y por eso no hay que ir esperando muchos detalles de su vida. A partir de esto, los hace exponer sus ideales de forma simple y amena, incluyendo algunas de sus frases y datos interesantes sobre sus vidas. Es una imagen muy poderosa la de aquellas grandes personas compartiendo un mismo vagón. Me pareció, sin embargo, que la obra podría haber sido un más extensa, para profundizar un poco más, aunque entiendo que se hubiera corrido el riesgo de transformarla en un panfleto sin mérito teatral.
Fue una buena idea darle pinceladas oníricas y hasta secuencias propias de un musical conceptual, que rompen con las paredes del tren para poder explorar la mente de los personajes y rasgos de su pasado/futuro de una forma teatral, incluso, con la participación del ensamble. Es interesante que haya querido insertar algunos puntos de oscuridad en la narración. Una muestra de esto es la inclusión de las tres Parcas, a pesar de que no tengan un rol fijo.
Aunque Pasos de Amor se hubiera hecho con una puesta minimalista y un elenco chico, el concepto principal hubiera sido igual de bueno, y Jijena Sánchez sabe que es la esencia (las convicciones de los protagonistas) lo que lo hace poderoso.

Al director escénico Daniel Suárez Marzal y al director asociado Gabriel Rosas les tocó la tarea de lidiar con un montaje complejo, pero su trabajo se ve preciso. Le otorgaron dinamismo a la obra, aprovechando la forma en que está concebido el libro y el despliegue visual. Una buena resolución escénica es la que muestra, en paralelo, una celebración religiosa con coro góspel de la que participa Michael y a Mohandas en un juzgado.
Durante la escena final, me resultó conmovedor ver a todo el equipo entregado a una canción. Fernando Marín, el productor general, tuvo una idea descabellada al lanzarse a producir un espectáculo tan grande en los tiempos que corren (hasta el programa de mano tiene una calidad óptima), pero le agradezco que se haya jugado por contar esta historia.

Siempre conviene tener en cuenta a estos cuatro héroes, que arriesgaron todo porque confiaron en el poder del amor. Fueron verdaderos revolucionarios desde su actitud pacífica, y marcaron al mundo. Es impresionante pensar que sólo el amor les bastó para transformar la realidad, y que entregaron todo desinteresadamente para mejorar la vida de los demás. Hoy, son un ejemplo indiscutible. En efecto, sólo el amor construye, y este es un mensaje que nos viene bien hoy en día y en el contexto en el que estamos sumergidos, donde la tendencia no es dar pasos, sino estancarse en una zona de confort que no nos beneficia como sociedad. Madre Teresa, Martin Luther King, Juan Pablo II y Gandhi fueron en contra de la corriente, demostrando que no es el poder ni el dinero lo que lleva a un mundo mejor, sino un cambio de mentalidad.
Como muestra la obra, los protagonistas no se convirtieron en grandes personas de la noche a la mañana. Fueron dando pequeños pasos de amor. A eso estamos llamados nosotros; a tener pequeños gestos que hagan la vida del prójimo un poco mejor, y así crecer todos juntos. Si nos ayudamos entre todos, dando todos los pasos de amor que podamos aunque cueste, sosteniendo a aquellos que no pueden darlos por sí solos y dejándonos empujar para dar aquellos pasos que no nos animamos a dar, vamos poder salir de los pantanos donde nos metamos y recorrer mucho más. Tal vez no sea una forma de vivir muy cómoda, pero es la más plena y la que le da un sentido a nuestra existencia.

En resumen: Una producción colosal y dinámica para toda la familia, que presenta los valiosísimos ideales de cuatro héroes que dejaron infinitas huellas en nuestra historia, amaron al extremo y vivieron por los demás. Una gran apuesta por el teatro musical de origen argentino, con una orquesta impactante y la arrolladora participación de la soprano Paula Almerares.
-.-.-.El Espectador Crítico de Teatro Musical.-.-.-

Más información:
Dirección escénica: Daniel Suárez Marzal
Elenco: Juan Rodó, Paula Almerares, María Paula Ferrari, Rodrigo Segura, Rodrigo Pedreira, Lionel Arostegui, Anahí Core, Sergio Di Croce, Alejandro Zanga, Alexia Martinovich, Alfredo Martínez, Ana de Vicentis, Anabella Simoneti, Carlos Da Silva, Daiana Liporati, Ezequiel Fernanz, José Luis Bartolilla, Julio Irigoyen, Lucien Gilabert, Matías Prieto, Melina D'Angelo, Nicolás Serraiti, Sheila Saslavski y Sol Montero
Production stage manager: Florencia Falconi
Stage manager: Verónica Nijensohn
Director técnico: Matías Carbia
Comunicación y prensa: Alejandro Veroutis, Alejandro Andolfi y Sandra Beerbrayer
Diseño gráfico: Felicitas Calvo

Teatro: El Nacional (Av. Corrientes 960 - 4326-4218)
Duración: 1 hora y 35 minutos
Precio de las entradas: desde $160 a $280
Funciones: miércoles a sábado a las 21 hs. y domingo a las 20 hs.


 Para cerrar, les dejo imágenes de un tren de papel que armé para esta nota, inspirado en la obra.


sábado, 18 de enero de 2014

Crítica de "BULeBU in concert", de Diego Reinhold

Categoría: MUSIC HALL

Crítica de BULeBU in concert

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Sala Siranush) - 2015 (Teatro Bar de Villa Carlos Paz)

Calificación: 8.5 /10 


¿De qué se trata?: Un music hall humorístico con Diego Reinhold, Sebastián Codega, Déborah Turza y una banda de jazz, enmarcado en una transmisión radial ficticia a la que el público asiste, con reminiscencias de los años 50 y 60.

El punto fuerte de la obra: el guión de Diego Reinhold, Alejandro Zucchi, Sebastián Codega, Ivanna Rossi y Diego Betancor.
Como se puede notar, BULeBU in concert es el resultado de un trabajo en equipo. Si bien la idea inicial fue de Reinhold, él permitió que tanto los artistas que lo iban a acompañar como su stage manager y un colaborador creativo aportaran su visión... y no se equivocó, porque el resultado es más que favorable.
Aunque la dramaturgia fue confeccionada a varias manos, BULeBU in concert es un espectáculo perfectamente fluido e integrado, a pesar de desarrollarse en cuadros, como buen music hall. Esto se logra porque sigue una misma línea de humor blanco, que se aleja resueltamente de lo chabacano para brindar un entretenimiento franco, que puede ser disfrutado por tipos muy distintos de público (como pude observar en una Sala Siranush casi repleta). Proliferan los juegos de palabras ocurrentes, algo a lo que Reinhold ya nos tiene acostumbrados.
Hay varias escenas desopilantes. Por ejemplo, la del radioteatro “Historias del Corazón”, el monólogo de Reinhold utilizando apellidos de políticos para reemplazar palabras y la de “Alarm Parker” (lo escribo en código porque no conviene adelantarla).
Durante la función, Reinhold califica a su obra como “sofisticada”, y me parece un adjetivo adecuado. Sobre todo, si uno tiene en cuenta que, más allá de ser un espectáculo, BULeBU es una experiencia. Implica sumergirse en un ambiente especial, puesto que se propone rememorar una transmisión de radio (con interrupciones para publicidades y noticias). A la vez, permite recrear por momentos un club de jazz de las décadas de los 50 y 60. Todo esto, enmarcado en un lugar tan asombroso como la Sala Siranush (también detenida en el tiempo).

La dirección de arte y escenografía de Alejandro Goldstein y el diseño de video Lautaro Azcuy logran instalar una estética depurada. Tanto el diseño de luces de Reinhold y Zucchi como el vestuario (de la misma dupla más Héctor Ferreira) se mantienen en sintonía con esa propuesta. Incluso, hay un cuadro con pelucas de latex, con una estética más kitsch (que tiene un pasaje con un breve homenaje al "Club del Clan").
Hay números muy creativos. Me gustaría señalar dos que utilizan tecnología de períodos distintos: el del juego con las proyecciones/mapping para mostrar la historia de un pez y el del Theremín (un instrumento electrónico extraño, con una antena, inventado en 1919; en este video se puede ver a su creador tocándolo). En este último, Reinhold interpreta “Over the rainbow”, de El Mago de Oz.
Lautaro Azcuy fue también el encargado del citado mapping. En “La gata bajo la lluvia”, aporta nuevamente atractivo visual.
Por cierto, si bien lo que más se destaca del show es el humor, hay cuadros donde sobresale el desempeño vocal (algo esperable, dada la preparación integral de los intérpretes). En ese sentido, y sin lugar a dudas, las intervenciones de Déborah Turza son las más impactantes, sobre todo durante sus solos “Perdere l’amore” y “La gata bajo la lluvia”.


La confianza de Reinhold en el escenario, su gracia para dirigirse a la platea y su timing para llevar adelante un monólogo lo convierten en el anfitrión adecuado.
Por su parte, Sebastián Codega, que completa el trío de artistas, es carismático y un buen bailarín.

La interacción con el público se vuelve central para la obra. Fue acertada la idea de usar la pantalla de video para fomentar la respuesta de los espectadores, pidiéndoles, por ejemplo, “Aplausos”, como en un antiguo estudio de radio. Un momento muy divertido, que tiene que ver con esto, es el de “Esclerosis múltiple”. Además, quienes posean celulares con acceso a Twitter tienen la posibilidad de twittear durante la función, utilizando el hashtag #BULEBU. Algunos mensajes son leídos en pleno show.

Claramente, BULeBU no se podría haber hecho sin su impresionante banda de jazz/swing, que brinda el irremplazable placer de escuchar música agradable en vivo. Más allá del jazz, los músicos demuestran poder encarar canciones tan distintas como la cortina musical de “Almorzando con Mirtha Legrand”, “La Marcha de San Lorenzo”, “Aurora” (versión jazz), “Monta mi caballito”, “Despeinada” (de Palito Ortega) e “Il Ballo Del Mattone” (de Rita Pavone), por nombrar algunas. La dirección musical es de Nicolas Sorin.
Las coreografías son de Reinhold, Zucchi y Codega, y se ajustan al período que se retrata. El mejor número coreográfico es el de tap.

En resumen: Plagado de gags ocurrentes y juegos de palabras, este music hall es un gran entretenimiento para todo público. Sostenidos por una puesta sofisticada y una buena cuota de originalidad, Reinhold, Codega, Turza y una banda de jazz/swing convierten la salida al teatro en una experiencia especial. Una placentera combinación de humor y buena música.


Nota: La Sala Siranush brinda un servicio de cena, que es opcional (obviamente, no está incluido en el precio de la entrada).

Más información:
Dirección músical: Nicolas Sorin
Producción general: Diego Reinhold
Arreglos vocales: Gaby Goldman
Músicos: Mariano Gianni (piano), Milton Alonso (bajo), Mariano Sáenz Tejeira (batería), Leonardo Paganini (saxo tenor), Pablo Puntoriero (saxo alto y clarinete), Juan Suárez Smink (trompeta) y Nathan Lane (trombón).
Realización escenográfica: Carlos Junco
Peinados: Daniel Veiga
Jefe técnico: Ariel Pérez
Diseño de sonido: Mariano Luna
Fotografía: Alejandra Viviana Aranda
Prensa: Duche-Zarate (www.duchezarate.com.ar)

Teatro: Sala Siranush (Armenia 1353). Verano 2015: Teatro Bar (Gral. Paz 27, Villa Carlos Paz) - Teléfono: (03541) 42-2897. Elenco: Diego Reinhold, Déborah Turza y Federico Salles
Duración: 1 hora 25 minutos
Funciones: viernes a las 22 hs. (2013) Verano 2015: martes a domingos 22:30 hs. (sábado doble función: 22:30 y 00:15 hs.)
Entradas: $120 y $150. (2013)
Promociones: 2x1 con Club La Nación PREMIUM (límite de 20 cupos); descuento de Banco Supervielle (ver página web de Ticketek)
Informes y reservas: 4899-4101 / reservas@salasiranush.com.ar

O por Ticketek: 5237-7200 / http://www.ticketek.com.ar/newsite/bulebu

NOTA (2014): Ahora los sábados a las 20 hs. Entradas: $160 y $180.

Para cerrar la nota, decidí sacar una foto que siguiera el estilo de la obra, con algunos discos de vinilo y las figuras de los protagonistas asomando de uno de ellos. Abajo a la izquierda, se puede ver el programa de mano. A la derecha, una lapicera inspirada en BULeBU que improvisé.