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miércoles, 7 de mayo de 2014

Crítica de "La Nueva Era Extraordinaria", de Juan Cruz Argento, Diego Nygaard y Luciana Bande

Categoría: INFANTIL

Crítica de La Nueva Era Extraordinaria

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2014 (Teatro Sha).

Calificación: 7.5 /10


¿De qué se trata?: Los integrantes de un circo deciden encerrarse en su carpa y suspender sus funciones tras contemplar el odio del mundo exterior. Una noche, llega Arturo, un hombre en silla de ruedas, que los persuade a sacar a relucir su talento una vez más.

El punto fuerte de la obra: la coreografía de Soledad Mauricci.

Voy a empezar yéndome por las ramas. Desde que tengo recuerdos, solía ir de vacaciones con mi familia a un pueblito de la provincia de Buenos Aires llamado Verónica (que hace bastantes años que no visito). Como se imaginarán, no había ningún atisbo de manifestación teatral. Recuerdo que, una vez, el lugar se revolucionó porque se instalaron Anthony Hopkins y Laura Linney. Vaya uno a saber por qué extraña razón a alguien se le ocurrió filmar parte de una película ahí, pero el punto es que uno se podía encontrar a esos actores conocidísimos rodando una escena en donde habitualmente compraba empanadas. En fin, en Verónica, lo artístico pasaba por el carnaval y por el circo. El espectáculo de circo estaba hecho a pulmón, con mucha dedicación. Recuerdo uno de sus números particularmente: mientras sonaba una canción como para hacer aerobics, el presentador decía adjetivos como “¡Belleza! ¡Glamour! ¡Destreza! ¡Talento!” y remataba “¡Ella es Silvia!”. Y salía la tal Silvia, que no era tan glamorosa después de todo, y proseguía a hacer el famoso hula-hula con varios aros, cada vez sumando más, mientras seguía sonando la música. El presentador arengaba “Y ahora… ¡más rápido!”, hasta que llegaba el punto de la velocidad máxima. Resulta que el supuesto momento de mayor rapidez era exactamente igual al anterior, sólo que se recurría a una iluminación intermitente, que daba la idea de que Silvia estaba aligerando los movimientos. Párrafo aparte merecería el cuadro de los motovoladores, con un vehículo cuyo caño de escape despendía un humo negro. Pero el punto es que ponían todo de sí para que el show fuera lo más cautivante posible, pese a no su falta de  profesionalismo.
Después de esta anécdota, a lo que quiero llegar es que la disciplina circense implica una combinación de entrenamiento con apasionamiento, y puede ser desarrollada tanto por grandes compañías internacionales como por un grupo de intrépidos como en Verónica. La cultura popular hace siglos que viene mostrando a los artistas de circo clásico como excéntricos y un poco sufridos, y esto va unido a la los conceptos de amor por el arte como forma de vida y de perseverancia.

Soledad Mauricci, coreógrafa de La Nueva Era Extraordinaria, se apropia del espectáculo, puesto que es la encargada de revivir la magia del circo. Lo más positivo de su trabajo es que nos hace ver que el talento de los personajes pasa por su destreza corporal (más enfocada en el baile que en la acrobacia). La obra no necesita las luces intermitentes de Silvia para ser visualmente atractiva, sino que se apoya en los movimientos de sus artistas. Es así como se lucen las coreografías grupales del superpoblado elenco (34 personas). Mauricci y el director Juan Cruz Argento no nos abruman con todos los artistas en escena, sino van dosificando sus apariciones, creando cierto suspenso que culmina cuando se reúnen en un mismo cuadro. Así, el circo va apoderándose lentamente del espectador.
El grupo funciona como la compañía que es (los actores pertenecen a la Compañía Codanz). Uno se puede dar cuenta fácilmente de esto cuando nota que, al estar juntos, ven potenciadas sus posibilidades artísticas. Tanto el director como la coreógrafa logran que, a través de la ubicación en distintos planos, el elenco nunca funcione como una masa estática (algo que nunca debe suceder en un circo, donde uno no tiene que poder predecir nada, sino dejarse sorprender). Seguramente, la dirección de actores de Claudia Gutiérrez también colaboró para lograr este efecto.

Entre todos los miembros de la compañía, me gustaría destacar a Macarena Funes, que combina gestualidad con una muy buena línea al bailar. Puede mostrar sus habilidades en la primera escena, en la que personajes no hablan (y está bien lograda, por cierto).
A grandes rasgos, cabe decir que hay el baile es pulido, y varios artistas tienen momentos esporádicos para hacer algún movimiento interesante.
 Paula Palomo (en el personaje de Luna) es quien más destreza demuestra en un número acrobático, suspendida de un aro. Argento hace que el final de este número aporte algo nuevo a la historia (resumido en una imagen).

 Por lo demás, el canto parece quedar relegado. Las canciones de Digo Nygaard (música) y Lucila Bande (letras) tienen dos funciones: hacer avanzar el relato y enmarcar los números de los bailarines, mostrando su alegría por trabajar en el circo. Sin embargo, queda claro que los miembros de la compañía no pretenden lucirse cantando, sino que apuntan al baile, que es lo que más conocen. El canto es una forma de justificar el baile en algunos momentos. En una breve escena, se recurre al playback, pero no en el resto de la obra. Nygaard también compuso los tramos instrumentales.

Juan Cruz Argento tuvo en mente a los niños al escribir el libro, que es extraordinariamente simple, así que puede ser seguido sin dificultades. Por su brevedad, este espectáculo puede resultar amigable para chicos inquietos. No voy a sugerir edades porque cada padre conoce a su hijo, pero sepan que no es una trama con gran desarrollo ni intriga. No se profundiza sobre los temas propuestos ni hay mucho diálogo, por lo que es fácil de comprender. El atractivo tiene que ver con lo visual, que es donde está puesto el enfoque.
A todo esto, el personaje de Arturo (que parece tener alma de productor teatral) no necesita que los miembros del circo hablen, sino que le muestren lo que saben hacer.

Hablando de lo visual, el vestuario de Rocío Ros y el maquillaje y peinado de Analía Gómez Lima son un gran pilar de La Nueva Era Extraordinaria. Si bien es complicado lookear a tantas personas, Ros y Gómez Lima se las arreglan para generar diversidad y logran caracterizaciones donde se reconoce profesionalismo. Además, no buscan la salida común de los colores vibrantes que tanto se han visto en el circo.

La escenógrafa Paula Rentz sugiere la carpa con poco, y así deja lugar para que los múltiples desplazamientos.

En resumen: Pensada para chicos, con un libro sencillo y fácil de seguir, La Nueva Era Extraordinaria es visualmente llamativa, y su superpoblado elenco se destaca en coreografías grupales.


Más información:
Dirección: Juan Cruz Argento
Teatro: Sha (Sarmiento 2255) – 4953-2914
Funciones: domingos a las 16 hs.
Duración: 55 minutos
Precio de las entradas: $120
Promoción: 2x1 con Club La Nación

Elenco: Diego Armel – Paula Palomo – Lucas Gentili – David Maximiliano Basualdo – Mariel Muñoz – Carla Saggese – Rodrigo German – Lirky Gonzalez – Julia Garcia Lecuona – Constanza Palombarini – Martina Loyato Emanuel Estrada – Lucia Bascher – Lucia Lores Ventura – Leandro Suárez – Maria Esperanza Paciaroni – Ivana Mrozek – Charo Ezquerra – Aldana Morales – Belen Tejedor – Victoria Plaza – Maria Fernanda Conca – Carolina Aignasse – Florencia Hornus – Camila Desiree Gomez – Jorge Ponce – Martín Zabala – Macarena Funes – Christian Mensi – Oxossi Exequiel Braschi – Federico Caceres Iglesias – Hernan Benitez – Sofia Pereira Raditech – Arnulfo Herrera – Mariano Banegas – Melina Gallo Portas y Sofia Paolicchi.

Couch Vocal y Stage Manager: LUCIANA BANDE
Asistencia Coreográfica: FLORENCIA HORNUS, MARTÍN ZABALA y CAMILA DESIREE GOMEZ
Maquillaje y Peinado: ANALIA GOMEZ LIMA Make up Artist con productos HEBURN Professional Make Up
Fotografia: EDUARDO D’ANTUENO
Diseño Grafico: MERBLEU
Diseño Audiovisual y web: AR-DESING
Prensa: DANIEL FALCONE
Dirección General: JUAN CRUZ ARGENTO

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