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jueves, 29 de enero de 2015

Crítica de "Los últimos cinco años", de Jason Robert Brown, en versión de Marcelo Kotliar

Categoría: OBRA MUSICAL

Crítica de Los últimos cinco años
Título original: The Last 5 Years
Letra y música: Jason Robert Brown
(Estrenada en 2001, en Chicago)


Buenos Aires, Argentina
Temporada 2015 (Teatro Metropolitan Citi)

Nivel: 7 /8


¿De qué se trata?: Jamie Wellerstein es un novelista en ascenso. Cathy Hiatt, una actriz que no puede encontrar su camino en la profesión. Entre ellos nacerá la pasión, el deseo y la desilusión tras cinco años juntos. Todo esto se relata en dos líneas cronológicas diferentes: Jamie elegirá contar desde los primeros pasos de la relación, mientras que Cathy preferirá desandar el camino que alguna vez trazaron juntos y recorrerá la historia desde la ruptura hasta los dulces albores del enamoramiento.

El punto fuerte de la obra: la música de Jason Robert Brown.


Una carta. Sobre una cama. Iluminada por una luz blanca. Con palabras de despedida.
Este es el catalizador de lo que se nos cuenta en Los últimos cinco años, y se convertirá tanto en el puntapié como en el final de dos historias paralelas. Y he aquí la magia de este musical que debutó en el Off-Broadway en 2002: las dos historias no tendrían por qué correr en direcciones opuestas… después de todo, son complementarias. Sin embargo, su autor Jason Robert Brown tomó la brillante iniciativa de estructurar el relato de esta forma, y esto no es caprichoso, sino que hace que vivamos la obra de manera particular. ¿Por qué? Básicamente porque lo que recibimos como espectadores es una desconexión absoluta entre Cathy y Jamie. No hace falta que haya un amor muy fuerte para que dos individuos estén en la misma sintonía: también pueden compartir un sentimiento de dolor. En cambio, estos personajes se desplazan emocionalmente como dos ascensores que, aunque están uno al lado del otro, van hacia destinos alejados: uno va desde la planta baja a la terraza y el otro hace lo inverso. Por lo tanto, habrá un solo y breve punto de contacto entre ellos (en el piso del medio), y en la obra también lo hay (y es una escena linda y melancólica a la vez).

El director Juan Alvarez Prado supo ver dónde estaba la fuerza de la  premisa. Vale aclarar que, aunque él ya dirigió esta obra en 2010 (protagonizada por Germán Tripel y Melania Lenoir), la puesta de esta versión 2015 es completamente nueva. Esta es una obra que recae mucho en el talento de sus actores, y por eso Alvarez Prado se aseguró de trabajar la variación en los sentimientos de Jamie y Cathy y los contrastes (algo que se refuerza con la iluminación e incluso con el bello vestuario de Alejandra Robotti). Lo que caracteriza al abordaje de Alvarez Prado, en comparación con puestas de otros países, es que busca un mayor realismo. Esta es una obra que diferentes directores han montado con distintos niveles de sutilezas, reflejadas en las interpretaciones de las canciones (a veces más desbordadas).

Para encontrar ese realismo, se convocó a dos actores talentosos.
El personaje más agradable le tocó a Luna Perez Lening (Cathy), quien vuelve a tener un excelente desempeño (probablemente sea el papel más importante de su carrera hasta ahora). Esto último se debe a que muestra algo muy distinto de las mujeres con personalidad fuerte que tuvo que interpretar anteriormente (tanto personajes históricos como figuras principales de clásicos de la literatura). En Los últimos cinco años, por primera vez encarna a una mujer moderna, con problemas más cotidianos, y así da cuenta de su versatilidad. Cathy es una luchadora: una “remadora” en su carrera (es una actriz de musicales sin demasiado reconocimiento) y en su relación con Jamie, a tal punto que a veces pierde de vista su propio bienestar. Aunque a su Cathy no le falta carácter, Perez Lening siempre le imprime una cuota de dulzura. Vocalmente, es un rol complejo, pero la actriz lo asume con destacable naturalidad. Tiene un par de canciones exigidas en cuanto a los pasajes de registro, pero su técnica la ayuda a sobrellevarlos y poder centrarse en contar la historia a partir de cada nota. Desde que escuché el musical original por primera vez, mi canción favorita fue “Climbing Uphill”, y la versión de Luna recibió muchos aplausos en la función de prensa.

Por su parte, Germán Tripel (Jamie) tiene que asumir una dualidad mayor que su compañera. En la segunda mitad de la obra, si bien ambos cambian, Jamie da un vuelco (y eso que ya venimos desconfiando de él desde el principio, por lo que nos cuenta Cathy). Tripel tiene oficio y una muy buena intuición para los movimientos y la gesticulación. En cierto punto, tal vez Jamie elija contar la historia cronológicamente como una especie de justificación, buscando que lo entendamos. Sus canciones tienen diferencias de estilo más acentuadas que las de Cathy. Esto se puede ejemplificar con tres números consecutivos: “Shiska Goddess” empieza con ritmo latino, “Moving Too Fast” es un rock potente y “The Schmuel Song” es un cuento de Navidad cuyo tono va variando y cada personaje canta de forma especial. Tripel sale más que airoso de todos esos desafíos estilísticos.

Ciertamente, es imposible no notar que la partitura de Jason Robert Brown es complicada y maravillosa. Hay muy pocos diálogos hablados, por lo que la historia vive a partir de una colección de solos musicales muy expresivos (hay solamente dos duetos). Como mencioné anteriormente, atraviesan varios géneros (incluso dentro de una misma canción) y se producen permanentes contrastes entre melodías seguidas (que aumentan lo triste de la ruptura, de cara a momentos mejores de la relación). Todo esto es perfectamente transmitido por los músicos en vivo, con dirección precisa de Hernán Matorra.
El público debe ir haciendo su propia reconstrucción de la relación, ordenando la información que se le da. Las letras tienen una conexión muy fuerte con la música, porque Robert Brown claramente compuso pensando en la ductilidad de los intérpretes, y por eso sus canciones se prestan para el lucimiento de quienes las cantan (conviene tenerlas en cuenta para audicionar). Pero, además de ser ricos interpretativamente, sus monólogos están escritos en forma muy ingeniosa y no caen en el cliché, pese a lo simple de la trama. Marcelo Kotliar puede anotarse otro logro como adaptador, al haber mantenido, fundamentalmente, el sentido del humor de Robert Brown (y hacer que las canciones rimen en el proceso, claro). Algunos inconvenientes que tuvo que sortear: explicarle al público el concepto de shiksa (chica no judía) y transformar referencias a musicales con las que el público local no está tan familiarizado (por ejemplo, en la versión original se habla de “Anita” sobreentendiendo que los espectadores saben que es un personaje secundario de West Side Story).

Finalmente, Los últimos cinco años es un texto en el que las palabras se convierten en la forma primordial de situar la escena (de ahí que los actores, por ejemplo, tengan que interactuar con personajes que no están viendo). Por eso, la escenografía de Santiago “Tato” Fernández economiza elementos, aunque algunos fueron trabajados con detalle (los estantes, por ejemplo). Hay, también, una pantalla, que cada tanto rompe un poco con el hermetismo de la dramaturgia y logra postales efectivas. Pero, a fin de cuentas, lo que tiene mayor peso es un objeto muy simple...
Con palabras de despedida. Iluminada por una luz blanca. Sobre una cama. Una carta.


Más información:
Teatro: Metropolitan Citi (Av. Corrientes 1343)
Duración: 1 hora y 25 minutos
Funciones: martes a las 20:30 hs. (quedan 9 funciones)
Precio de las entradas: $200 y $250

Dirección general: Juan Alvarez Prado
Dirección musical: Hernán Matorra
Elenco: Germán Tripel y Luna Perez Lening // Cover de Cathy: Sofía Rangone (me queda la enorme incógnita de ver su desempeño, porque me hablaron mucho de ella)
Músicos: Hernán Matorra (piano), Jorge Caldelari (violín), Mariana Levitin (cello 1), Florencia Stavilini (cello 2), Gastón Matorra (guitarra) y Fernando Toyos (bajo)
Asistente de dirección: Teresa Biafore
Stage Manager: Verónica Nijensohn
Versión: Marcelo Kotliar
Escenografía: Santiago “Tato” Fernández
Vestuario: Alejandra Robotti
Iluminación: J. Álvarez Prado, L. Muñoz y A. Duarte
Diseño gráfico: Mariano Favot
Fotos: Bruno Moretti
Prensa: Sofía Maldonado y Antonela Santecchia

Producción ejecutiva: Alicia González Martínez y Fiorella Costadoni
Producida por Juan Pablo Martínez y María Eugenia Martínez – 2MCINE

Facebook: Los últimos cinco años // Twitter: @LU5A_Arg

5 comentarios:

  1. Como siempre, excelente observación! Un placer leer tus críticas ( y acertadas ) críticas! MK.-

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  2. Sofía Rangone es una actriz que también está en la obra de Rodó! Estaría bueno verla de Cathy a ver que onda la chiquita

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    1. Totalmente, a mí me encanta ver a distintos actores cubrir un mismo rol, y como en Argentina las obras duran poco tiempo en cartel no estamos acostumbrados a tanta rotación.
      En cuanto a Rangone, me acuerdo de haberla visto en el programa de mano de "Phantom" y colaborando en un musical a beneficio. Tiene un buen canal de videos en YouTube: https://m.youtube.com/user/sofirangone

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  3. Llego tarde, pero Sofia estuvo en el rol de Cathy el Viernes pasado, 24 de abril. Fue SUBLIME, una actuación muy organica y vocalmente una bestia!!!! Va a llegar lejos

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    1. ¡Qué bueno! Me comentaron que iba a estar, pero no pude ir porque tenía un compromiso ese viernes. Espero poder ver a Sofía en algún otro rol en el futuro cercano. ¡Gracias por el comentario!

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