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domingo, 21 de agosto de 2016

Crítica de "Todas las canciones de amor", de Santiago Loza

Categoría: OBRA CON MÚSICA

Crítica de Todas las canciones de amor

Buenos Aires, Argentina.
Temporada 2016 (Paseo La Plaza).


Una mujer se prepara para vivir un día emocionalmente agitado, que romperá con su rutina. Recibirá en su casa a su hijo, que hace unos años decidió instalarse en otro país. El planteo es sencillo, pero desde el momento en el que Marilú Marini aparece en escena, su personaje les promete a los espectadores que los llevará “de la mano”. Es que esta madre no se guardará nada de lo que revolotee por su mente en las horas previas al ansiado encuentro, que la tiene particularmente exaltada. Es más, algunas veces pedirá disculpas por el atropello de sus pensamientos, pero parece ser que sólo al compartirlos encuentra la forma de ordenarlos. La dramaturgia de Santiago Loza está plagada de imágenes sensoriales y descripciones puntillosas, dando cuenta del deseo de la protagonista de atesorar cada sensación que la remita a aquel esperado día. Ya sea para hablarnos de los nudos de los pies de su marido o contar cómo debió agacharse para buscar un objeto debajo de un mueble, ella quiere hacernos partícipe de cada detalle, y Loza encuentra las palabras justas para que el texto fluya y estimule nuestra capacidad para imaginar lo que se cuenta. Surgirán anécdotas del pasado y relatos con toques oníricos, y atrás de todo siempre habrá un torrente de sentimientos, transmitidos con suma calidez y maestría por Marilú Marini.


La actriz tiene recursos actorales de sobra, y va desgranando sus monólogos con franqueza y ternura. Ubicada en el centro del impoluto comedor que propone la escenografía, es capaz de trasladarnos por distintos rincones del alma de su personaje con absoluto magnetismo. Por momentos, nos va atrapando en sus obsesiones o divertidos delirios. Es entonces cuando la iluminación se acopla al clima interno de su criatura, tal como sucede con los aportes musicales de Diego Penelas en el piano, dosificados a lo largo de toda la obra. A su vez, la dirección de Alejandro Tantanian maneja cuidadosamente los tiempos de cada narración, y busca integrar la palabra hablada con la música. Desde Nino Bravo hasta José Luis Perales, es a través de un puñado de canciones de amor que la protagonista siente la presencia de su hijo, aún cuando él no haya llegado. Este personaje, a cargo de Ignacio Monna, se comunica casi exclusivamente por medio del canto (y lo hace muy bien). Bajo la dirección musical de Penelas, las melodías que interpretan Monna y la propia Marini nos hacen comprender que las canciones son un buen lugar para almacenar un fragmento de una historia de amor.



Más información:
Teatro: Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660) – Sala Pablo Picasso
Duración aproximada: 1 hora y 30 minutos
Funciones: viernes y sábados a las 20 hs. y domingos a las 19 hs.
Precio de las entradas: $400 a $450 (a la venta en la boletería y en Plateanet)

Dirección: Alejandro Tantanian
Autor: Santiago Loza
Actuación: Marilú Marini e Ignacio Monna
Dirección musical, arreglos y piano: Diego Penelas
Diseño de vestuario y escenografía: Oria Puppo
Diseño de luces: Omar Possemato, Oria Puppo y Alejandro Tantanian
Vestidor: Héctor Ferreyra
Fotografía: Milwatss - Rodrigo Cecere
Comunicación visual: Gabriela Kogan
Comunicación Digital: Andra Papini y Damián Armocida
Asistentes de escenografía y vestuario: Maria Belén Buda y Martina Nosetto
Asistentes de dirección: Ernesto Donegana
Prensa: SMW
Producción gráfica: Romina Juejati
Producción ejecutiva: Diego Pando
Producción general: Pablo Kompel
Dirección de producción: Ariel Stolier
Asistente de dirección y stage manager: Ernesto Donegana
Supervisión de sonido: Pablo Abal

Dirección técnica y de montaje: Jorge H. Pérez Mascali

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